¿Conmemoración o celebración?


M-26-7

M-26-7

Hace días que debido a la conmemoración el próximo mes de julio del aniversario 63 del ataque al cuartel Moncada, en la televisión cubana repiten un spot con el fragmento de una canción del grupo musical de nombre homónimo, cuyo estribillo dice una y otra vez: «el 26 es el día más alegre de la historia».

La agresión a la fortaleza militar en Santiago de Cuba, protagonizada por la guerrilla que lideraba Fidel Castro, se realizó el 26 de julio de 1953 en coordinación con el asalto al cuartel «Carlos Manuel de Céspedes», de Bayamo, durante la dictadura de Fulgencio Bastista. Ambas acciones fracasaron. En ellas perdieron la vida, fueron detenidos y/o torturados jóvenes —otros fueron asesinados posteriormente, según las autoridades—, que debieran ser recordados por este largo gobierno con respeto, no con canciones anodinas que no solo envían una señal de menosprecio hacia «sus caídos», sino que son un ultraje a su memoria.

Es cierto que no recuerdo —nunca le presté atención— el texto íntegro de esa canción que es vieja. Con semejante estribillo, cualquiera que no sea cubano puede suponer que se trata de una fecha carnavalesca.

Lo irónico del caso, es que el director del grupo Moncada es diputado al parlamento cubano y sobrino de uno de los revolucionarios que fueron heridos, apresados, torturados y más tarde asesinados como resultado del asalto al cuartel Moncada.

Parece que en las dictaduras vale todo y hasta se perdonan «la irreverencia o el olvido» a los muertos a la hora de adular a los vivos. También, confirma que no hay excepción a la regla que aplican las autoridades a sus seguidores incondicionales: les promocionan sus obras —no importan la calidad o que sean conceptualmente controversiales— y las convierten en un «hit parade» que radian y televisan hasta el cansancio.

Desde que apareció por primera vez el material publicitario en la televisión, compartí con Rafa, mi esposo, estas opiniones y ahora lo hago también con los lectores, pues no quiero que alguien vaya a tildarme de trabajar como ‘correctora de errores’ para los amigos, cómplices y/o protegidos de los que nos hostigan y silencian.

No hay argumentos que justifiquen el spot y me parecen burlesca y lamentable la canción y la publicidad con motivo del advenimiento el mes próximo de un aniversario más de aquellos hechos. ¿Será que el acercamiento a otras culturas les está haciendo cambiar las tradiciones occidentales de respeto y homenaje a los muertos? Parece que mientras el orbe se homogeniza con la globalización, ellos se empeñan en «desglobalizarse» del mundo para solo hacerlo con la contracultura político-totalitaria del continente.

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Rostros con nombre en Congreso


Representantes de partidos políticos cubanos

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Del 25 al 27 del presente mes de mayo tuvo lugar en Santiago, Chile, el foro «Desafíos Regionales: Migración, Seguridad y Desarrollo Humano», que precedió a la instalación del XXI Congreso de la Organización Demócrata Cristiana de América, un evento trascendente al que tuvimos el privilegio de asistir.

Los que nacimos y vivimos en Cuba tuvimos que esperar 54 años de dictadura castrense para que, a partir del gobierno de Raúl Castro, emitieran una nueva ley migratoria —en vigor desde enero de 2013— que respetara nuestro derecho a viajar al exterior y así poder participar en estos cónclaves.

Durante los dieciocho años de pertenencia del Proyecto Demócrata Cubano a esa entidad hemisférica —la Odca—, nuestros colaboradores que residen en los Estados Unidos, eran los que gentilmente se encargaban de representarnos, de allegarnos los documentos surgidos de estos eventos y de proveernos sus experiencias y visiones sobre lo que en ellos acontecía.

Nombres sin rostro —tallados por años en las frías listas de correo en las que usualmente distribuimos y publicitamos nuestros documentos—, develaron un semblante para muchos integrantes de nuestra familia ideológica continental presentes en el encuentro. Es la segunda vez que dirigentes de nuestra organización en Cuba acuden a una de esas reuniones y la primera que lo hago yo.

Esta 21era magna cita de los socialcristianos de los territorios caribeño, centro y sudamericano tuvo lugar el 26 de mayo pasado en el Salón de Honor del antiguo Congreso Nacional, ubicado en Catedral #1158, en Santiago de Chile. Para beneplácito de los concurrentes, contamos con la visita de grandes personalidades de la política local, latinoamericana e internacional, entre la que se destacó la de Michelle Bachelet Jeria, presidenta de la República de Chile, quien dedicó unas palabras a los presentes, el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, la senadora Carolina Goic, presidenta del Partido Demócrata Cristiano de Chile, el diputado Luis Aquiles Moreno, de la Mesa de la Unidad Democrática de Venezuela y los Dres. Kristin Wesemann y Markus Rosenberger, de la Fundación Konrad Adenauer.

Mucho reconocimiento recibió la directiva saliente, cuyo presidente, Don Jorge Ocejo Moreno, quien estuvo seis años —dos periodos— en el cargo —con la carga que esa responsabilidad colleva—, fue invitado a formar parte de la fórmula presente como vicepresidente y aprobado por unanimidad. Igualmente, el Secretario Ejecutivo, Francisco Javier Jara, por los quilates de su desempeño junto a Ocejo Moreno, fue reelecto en su puesto. El nuevo presidente de esta prestigiosa matriz regional que agrupa y acoge a todos los partidos socialcristianos de nuestra América, es el chileno Juan Carlos Latorre, el que cuenta con un magnífico expediente de servicios públicos e importantes tareas en el ámbito político y académico: fue vicepresidente de la Cámara de Diputados, subsecretario de Obras Públicas durante el gobierno de Frei y profesor de la Universidad de Chile.

Felicito a todos los que participamos en esta fiesta de la democracia cristiana del continente que atestigua que al igual que «el nombre sigue al hombre», también lo dignifican y comprometen su quehacer humanista para que el bien común sea el más común de los bienes de la persona humana.

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Rally


Hace alrededor de dos meses que me suscribí a un servicio «noticioso» de Cubadebate mediante SMS, del cual supe por una promoción televisiva. Por esa vía recibo breves mensajes de texto con algunas informaciones que le conviene publicitar a ese sitio oficialista. La verdad es que el flujo de comunicación es bueno, pero el contenido no siempre, ya que en muchos casos ofrecen solamente titulares parciales de un suceso. ¿Lo harán para que vayamos a la WiFi a conectarnos a internet para ampliar la noticia y beneficiar a Etecsa, la única empresa telefónica de Cuba, también oficialista? Si depende de mí o de otras personas que al igual que yo perciben la falta de transparencia informativa, la manipulación mediática gubernamental y los precios excesivos de esa compañía estatal, que esperen sentados.

Esta mañana recibí un nuevo segmento de nota que me impactó: «Comienza rally de lanchas rápidas Florida-La Habana». De verdad que de no ser por lo doloroso que ha sido para los cubanos la sistemática discriminación y violación de la mayoría de sus derechos fundamentales durante 57 años de este proceso totalitario y del éxodo sangrante de nuestra nación, diría que la información resulta risible. Lo justo para ellos, sus familiares, su selecto grupo de militares —no todos— de alto rango y otros que coyunturalmente sean promovidos a la élite de gobierno según los intereses de la vieja clase dirigente, quizás sea competir en eventos como estos, donde la nueva oligarquía militarista pueda mostrar sus habilidades frente a los contrincantes del norte revuelto y brutal. Sin embargo, la mayoría de los cubanos somos excluidos de ese tipo de festividad acuática —ni siquiera nos permiten verlas—, pero en contraposición, labramos en nuestra carrera hacia la libertad, una pista marítima donde han concurrido decenas de miles de cubanos —muchos han perdido la vida en el intento— para emigrar rumbo a los Estados Unidos. Esa carrera de balsas donde sí participan nuestros compatriotas de cualquier edad, género y clase social, es una competencia más justa y real y está aconteciendo en Cuba casi todos los días por más de cincuenta años. ¿Cuando hablarán de ese costoso rally que lastra nuestra historia desde 1959, sin prejuicios?

 

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Visita de Obama.


#Cuba estuvimos 4 días sin teléfono fijo, número q conocen en la embajada USA. ¡La policía política cubana no dejó nada a la casualidad!

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WiFi en el Mónaco


WiFiDesde que habilitaron hace unos meses el servicio de WiFi en el Vedado, en el área de 23 y L, se rumora que para septiembre de este año también lo van a brindar en el cinturón del Mónaco, en la barriada habanera de la Víbora. Las expectativas son grandes por parte de la población local, en la que no pocas personas ya firmaron contrato de wifi con Etecsa —esta comunicadora incluida— en espera del acontecimiento. ¿Es cierta o falsa la información? ¿De dónde salió? El rumor en Cuba es como un periódico oral que circula desde hace décadas y sirve como placebo de esperanza para la ciudadanía. También lo usan las autoridades para estimular y recoger estados de opinión. Pero a veces se fusiona con los deseos y frustraciones sociales, se adereza con una dosis de fantasía y se echa a rodar entre los habitantes de los países con regímenes dictatoriales donde no hay libertad de información. ¿A dónde acudir en busca de una noticia precisa y que sea una voz, persona o entidad autorizada? ¡No la hay!

Las imágenes grotescas de personas «a la buena de Dios», sentadas o acomodadas como pueden en aceras, muros y parterres con tables, teléfonos y laptops en el piso y alrededores de 23 y L navegando en una sola nalga cibernética, son vergonzosas y dejan mucho que desear. Parece un castigo que el estado reserva a las personas que quieren disfrutar de su derecho a la libertad de información y comunicación. Sin embargo, me pregunto como será en el área del Mónaco, donde las aceras y calles están en mal estado y cuya zona está declarada por la policía desde hace años como «de peligrosidad social».

En Cuba, donde el mercado de la informatización y las comunicaciones está bien deprimido —quizás con toda intención— y los teléfonos más codiciados, como son los inteligentes —smartphones— los venden en las entidades estatales a más de $200 cuc, es un riesgo para las personas exhibir ese tipo de equipos en espacios abiertos o en la calle.

El Mónaco es un centro comercial que está a tres cuadras de mi casa y que incluye mercado, agromercado, cine, un pequeño parque de diversiones infantil, consolidado de reparaciones, panadería, heladería, garaje, un punto de venta de la Western Union, pescadería, tiendas recaudadoras de divisas, restaurantes, parque, casa de cambio y un banco. Es tal la importancia que muchos le conceden al sitio, que cuando detienen un almendrón para alquilarlo, en lugar del nombre del barrio le preguntan al chofer: ¿Mónaco?

Hay estusiastas que dicen que si el alcance de la wifi es de varias cuadras habrá quiénes renten un espacio en su morada para que otros naveguen cómodamente y con seguridad. También, en un súmmum de optimismo, otros opinan que si el área incluye su vivienda, ellos podrán conectarse para revisar tranquilos los notichismes del día y comunicarse con el mundo. ¿Sentado en su casa y navegando en su laptop? No, la sociedad debe disfrutar solamente lo que «la revolución» —el estado totalitario— ‘generosamente’ le dé, aunque eso incluya humillarse —arrastrarse por el suelo—, ensuciar su ropa y autoestima para ejercer un derecho.

No sé si se cumplirá el runrún este mes o el próximo año. Aun así, ¿qué otras opciones nos dejan? ¿Wifi en el Mónaco para septiembre? ¡Ojalá!

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Sembrando cultura democrática


Doxa BLa internet es dinámica y puede que quien visite ahora el blog desconozca las actividades que me ocupan, por eso reitero que desde noviembre de 2014 estoy trabajando con otros amigos del Proyecto Demócrata Cubano en el Proyecto Cívico «Cuba opina», el cual consiste básicamente en consultar a los cubanos sobre los cambios que ellos consideran que Cuba necesita y que una parte de la sociedad reclama.

Primero fueron los encuentros donde dibujamos básicamente del programa global, luego el diseño, la elaboración y los debates para que todo «estuviera a punto» y conforme al grupo gestor. Después, el mismo proceso para la confección del cuestionario o primer sondeo. Más tarde realizamos la prueba piloto ante la indiferencia de algunos, «sudando y rompiendo suelas» en la compilación de las opiniones ciudadanas, que fueron remendadas y compensadas con la solidaridad de otros. La mano a tiempo en el apoyo cordial. En junio terminamos la tabulación de la primera encuesta —Doxa A— y elaboramos un informe con los resultados que incluimos en una tabla abajo junto a otros documentos y enlaces. En estos momentos nos encontramos recogiendo las opiniones de la población muestral que participa en el segundo sondeo —Doxa B— y que está incluido entre los documentos a descargar. Los resultados de estos trabajos están siendo debidamente escrutados y categorizados para confeccionar un programa con las inquietudes de parte de nuestra nación y proponérselo a las autoridades como parte de una plataforma política de raíz popular. Una concepción en la que el ciudadano realmente es protagonista por cuanto piensa y decide al participar y pasa a ser un sujeto activo que expresa sus asuntos y opiniones y busca soluciones no solo a su problemática individual, sino a la nacional.

A los cubanos que viven fuera de Cuba y quieran solidarizarse, les damos la opción de responder el cuestionario online —es fácil y rápido— y a cuya dirección se accede clicando en los links de la columna derecha. Si le resulta de interés, también puede reflejar sus criterios en la Doxa A online, que aún está abierta. Gracias de antemano por vuestro interés.

 

Documentos (ver o descargar)

Encuestas publicadas (visitar)

Fundamentación política

Doxa A

Doxa A online

Informe de los resultados

Doxa B

Doxa B online

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El mismo odio con diferente collar


El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.
Lord Acton

Gráfico tomado de: www.e-lecciones.net

Gráfico tomado de: http://www.e-lecciones.net

Los delitos de odio son actos violentos inducidos por prejuicios hacia una persona o grupo considerado «diferente» debido a su pertenencia social, racial, étnica, nacionalidad, afiliación política, ideología, género, orientación sexual, religiosa y discapacidad. La modernidad ha impulsado a los poderes legislativos de muchos países a establecer normas jurídicas para combatir ese tipo de crímenes y procesar a las personas que los cometen. Eso ha conllevado a la reducción de tales desmanes, que son provocados también por el contexto social de las personas o grupos y por los estereotipos creados por las sociedades.

En Cuba, los medios oficialistas y de propaganda del régimen nos informan sobre delitos de odio que se cometen «en los países capitalistas», por supuesto. Así la población cubana conoce de esas conductas violentas que ocurren en lugares donde no existen conflictos bélicos y que están a kilómetros de distancia de su seguridad y bienestar, no las que pueden estar sucediendo a la sazón en su entorno, a centímetros de su trasero o a solo una bota de separación de su cabeza. A los cubanos las informaciones no le llegan directamente o en bruto, sino pasadas por el tamiz proselitista de los analistas estatales. Es el mismo odio, el collar se lo ponen la demagogia discursiva oficial y los gobernantes de algunos países, que por intereses rampantes y muchas veces personales, partidistas o grupales, están alineados con la dictadura cubana.

Desde que en 1959 los Castro arribaron al poder, se han apoyado mucho en incentivar para su provecho este tipo de conducta tipificada como delito en los códigos penales e incluso en las constituciones de algunos países. Usan ese comportamiento delictivo como propaganda y como un enfrentamiento y victoria políticos. Años de reiteración del mismo modus operandi con total impunidad lo confirman. Mientras a una parte de la sociedad le niegan el ejercicio de su libertad de expresión, a cuadrillas progubernamentales las premian cuando proceden de forma criminal a favor de las autoridades.

En mi país, donde están prohibidas de facto las huelgas, donde casi todo es dirigido por las autoridades y nadie se atreve a realizar ese tipo de violencia discriminatoria sin el consentimiento del gobierno, el líder histórico cubano —retirado desde 2006—, ha llamado en más de una ocasión a la ciudadanía «a ganar la calle», la cual alegan reiteradamente y con fines coercitivos, que es de los revolucionarios. No importa la ventaja numérica, ellos representan al león y las víctimas al mono amarrado. Sin embargo, existe aún más vileza en ocultarse bajo la falda ciudadana para lanzar a las personas al ruedo de esa cobarde y vulgar fechoría. Tatuada en la historia de las dos primeras décadas de este sistema, está la humillación reiterada y mantenida por años de mandar a trabajar a la agricultura a los que arreglaban papeles para marcharse definitivamente del país. También, cómo en los 80s vejaban con los llamados «actos de repudio» a los que querían irse para los Estados Unidos a través del puente marítimo del Mariel. Las autoridades han repletado su acervo de eventos de ese tipo dirigidos contra los líderes de la oposición pacífica, el periodismo independiente y organizaciones civilistas y de derechos humanos. Es un delito gubernamental que se mantiene hasta hoy. No es porque lo diga yo, es porque lo hacen ellos.

Es tal la desfachatez y ha sido tanta la impunidad a través de los cincuenta y seis años de dictadura, que ya no les alcanza Cuba y envían a su ejército civil comprometido —personas que quieren mantener su modo de vida o que temen negarse a participar en esos sucesos despreciables para conservar sus puestos de trabajo y/o prebendas— a otros países, como se vio en la Cumbre de la Américas realizadas en pasado abril en Panamá. No es justo que algunos extendamos la mano abierta de la reconciliación y el diálogo y a cambio recibamos el puño del escarnio y la violencia oficiales. Pero ¿qué podemos esperar de un modelo político extorsionador que se adueñó del país, amputó y demonizó la praxis democrática al implantar el monopartidismo —así eliminó la competencia política— y que gobierna testicularmente «a su aire» y capricho a pesar de que su larga gestión ha arruinado a Cuba?

En estos tiempos que parecen procesos de desenlace o de resúmenes históricos en nuestro territorio y hacia él, en el que muchos, más allá de los dirigentes piensan positiva y constructivamente en el pueblo cubano, es menester que nos replanteemos el concepto de la paz que queremos para nuestra sociedad. Que no debe ser con esvástica dextrógira (PA卐) como aquella intimidatoria de la Alemania Nazi, sino una PAZ sustentada en el respeto, la inclusión, la justicia social, la complementariedad sostenida y la equidad entre todos los hijos de una misma nación.

¿Delitos de odio en Cuba? Definitivamente sí, casi la totalidad de ellos instigados, regidos y monitoreados por el gobierno.

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Soñar en colores


Imagen de la Wikipedia offline

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El 5 de agosto de 1994 el litoral habanero se llenó de un maremágnum humano que tomó por sorpresa a los capitalinos y desbordó el volumen noticioso internacional. La prensa nacional, como siempre, tuvo que esperar por la autorización del régimen censor para pronunciarse sobre el tema. Había ocurrido lo inusitado en treinta y cinco años de dictadura castrista: que un tsunami de pueblo superó el miedo y varios cientos de personas fueron al paseo marítimo costero impulsados por el rumor de que embarcaciones procedentes de Estados Unidos estaban llegando a esa ribera para llevarse a los que quisieran emigrar. Muchos pensaron que se trataba de otro éxodo consentido por las autoridades, como el del Mariel. Al rato de estar reunidos allí, la comprobación del infundio dio paso a la frustración y las manifestaciones antigubernamentales estallaron a lo largo del Malecón capitalino y sus áreas colindantes. Nació así el evento conocido como El Maleconazo.

La masa humana exaltada comenzó a romper vidrieras, a asaltar comercios y a enfrentarse a la policía. Los disturbios se prolongaron por varias horas. El gobierno, por su parte, envió a su gendarmería especializada para que se dedicara a lo que mejor sabe hacer: reprimir. La sociedad volvió inevitablemente a su obediencia ovejuna y hoy, veintiún años después, continúa el desangramiento por «el corte de la femoral» de la nación que las autoridades siempre han usado —y hasta provocado— para su provecho de permanencia ilimitada en el poder. Después de aquel suceso todo volvió a la rutina que caracteriza a la vida en Cuba: los que tienen la posibilidad de emigrar lo hacen y muchos de los que no, continúan desempeñando el rol de simpatizantes del régimen como la única manera de sobrevivencia político-social.

A cincuenta y seis años de totalitarismo castrista y veintiuno de aquel suceso, el pueblo cubano sigue atrapado en el fusilamiento de sus derechos fundamentales por los designios discriminatorios de un régimen dictatorial. Muchos compatriotas tienen la meta de emigrar como única forma de llevar a cabo proyectos de realización personal —que es parte de la búsqueda de la felicidad—, o los del grupo fundacional que es su familia. Es cierto que se han introducido algunas reformas económicas y sociales en Cuba, pero mientras estén en la palestra de esos cambios algunos de los dirigentes que cometieron tantas injusticias en el pasado —que dictaban y derogaban leyes según su conveniencia—, no serán pocos los que desconfíen y duden si quedarse. Otros vacilarán en venir a invertir su capital en un mercado enrarecido por una clase política que está en el poder para servir a la minoría acomodada, no a la mayoría segregada.

Espero que este nuevo aniversario del Maleconazo contribuya a que todos reflexionemos sobre lo urgente de que nos permitamos soñar con libertades, derechos, progreso social, político y económico en nuestro propio país.

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Motivo de ausencia


Logo Cuba opinaLos últimos meses me los he pasado haciendo encuestas cara a cara en las calles junto a otros miembros del Proyecto Demócrata Cubano. Involucrada y atareada, como anuncié aquí que estaría con Cuba opina, nuestra más reciente iniciativa —estamos por dar los resultados del primer sondeo—, he zapateado zonas del parque nacional y un buen número de jardines o barrios capitalinos en la búsqueda y obtención de opiniones ciudadanas. La empresa no ha sido fácil, pues lo mismo en La Habana que en otras provincias —creo que con la visa americana en el pasaporte, es más fácil viajar al extranjero que a Santiago de Cuba—, hallamos hostilidad en algunas de las personas que abordamos con el fin de conseguir sus criterios con el cuestionario que elaboramos para ese fin y que corresponde a la primera pesquisa, llamada «Doxa A». Ambiciosos en nuestras visiones, nos propusimos consultar a ciudadanos de todas las clases sociales y a todo lo largo y estrecho del archipiélago cubano. Pero la carencia de recursos nos obligó a dilatar la actividad, a acercar «la línea de meta» y a reducir ostensiblemente la cantidad de ciudadanos consultados.

En este primer estudio consumimos un tiempo precioso —un mes que nos demoró la actividad— al seguir las recomendaciones de trabajos sociológicos descargados de internet, que afirman a que es conveniente realizar primero una «prueba piloto». Esta consiste en encuestar en el terreno a parte de los usuarios —tamaño muestral— para comprobar el lenguaje, la comprensión y la viabilidad del formulario base (doxa), subsanar las probables deficiencias o errores que pudiera tener y evitar las equivocaciones que llevaría incorporada la información que se recoja. Eso implicó, por las condiciones sociopolíticas de Cuba, una carga adicional en el trabajo y un doble desgaste. Por eso consensuamos que en las venideras investigaciones del «Proyecto Cívico Cuba opina» no haremos ese ensayo o test.

Sabemos que detrás de toda dictadura hay una sociedad atemorizada y dividida. Me refiero a la división que enfrenta a la sociedad consigo misma, que obliga a fingir políticamente a los ciudadanos, que hace que algunos miren con sospecha lo mismo al que lo saluda que al que no, al que vende carne de res por la izquierda, al recogedor de basura, al vecino y hasta a su mismísima madre. Esta sociedad cubana que aun después de 56 años de totalitarismo, borra de la lista de amigos por diferencias políticas a personas queridas que eran íntimas y que por la misma razón divide a las familias, al tiempo que las distancia no solo moral, sino geográficamente en la búsqueda de libertades.

No han sido pocas las puertas de conocidos y amigos que se encasquillaron o bloquearon —las cuales en una visita normal se hubieran abierto solícitas— con la súplica de «no me compliques la vida, Rosita», o las negativas de «no es por mí, sino por mi hijo(a) que quiere ir a la universidad» o que «espera un viaje al exterior», «coño, Rosy, es que estoy esperando que me citen para cumplir misión» —que el estado «los viaje» al extranjero según sus necesidades e intereses (aunque así también los explote), es quizás la única manera que tienen muchos profesionales cubanos de diversas áreas de resolver algunos problemas económicos personales y familiares— y otras temerosas excusas que denotan pánico sociopolítico, económico y cultural. Es un horror que sembró el modelo desde sus inicios y que la comunidad internacional pudo corroborar recientemente en la cumbre borrascosa (de las Américas) celebrada el mes pasado en Panamá. El intento del gobierno cubano de sabotear el evento paralelo de la sociedad civil no funcionó, pero sí dejó la evidencia de que cobran bien caro las prebendas con las cuales benefician —extorsionan— a algunos adeptos para luego usarlos y azusarlos vulgarmente en su ajedrez político como un pieza entrenada en el descrédito, las amenazas y el linchamiento verbal a los que disienten del gobierno impuesto por más de medio siglo. Con ello no solo verbalizan el vandalismo, sino que violan los derechos hasta de sus propios seguidores.

Con motivo del próximo cierre y tabulación de la doxa A, convocamos aquí a los cubanos que visitan este blog a que respondan hasta el 18 de mayo el cuestionario de dieciocho preguntas pinchando el enlace que está al final de este escrito. Asimismo, les pedimos que publiciten la dirección de la encuesta entre nuestros compatriotas para que también nos dejen saber su opinión.

Este es el impulso final que le damos a este primer sondeo, ya que por priorizar los trabajos de Cuba opina, descuidamos a la sazón la interacción y promoción que debimos darle a esta iniciativa en internet. Por ese desliz, el número de personas que han completado la doxa online es bajo.

Por eso les pedimos gentilmente su apoyo, que es reconocer y respetar a la vez su derecho soberano a expresarse en esta y en las venideras encuestas. ¡No lo piense para participar, piense y exprésese participando! Gracias de antemano.

https://www.onlineencuesta.com/s/doxa-A

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Haga valer su opinión


Para todos los cubanos mayores de dieciséis que deseen participar en «Cuba opina», aquí les dejo en vínculo para llenar la doxa (encuesta) online: https://www.onlineencuesta.com/s/doxa-A. Gracias de antemano por su interés y/o participación.

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“Cuba opina” para la nación


Cuba 360El Proyecto Cívico «Cuba opina» es ya una realidad. Este 19 de febrero concluimos la etapa de prueba piloto de la encuesta titulada Doxa y ya estamos comenzando el trabajo de campo definitivo. Este estudio, para nosotros tan consultivo y participativo como observacional —como suelen ser los sondeos—, nos dará la medida del estado de opinión de un sector variopinto de la población con relación a diversos temas de interés, y con los resultados elaboraremos un programa sociopolítico más democrático, protagonizado auténticamente por los ciudadanos y apoyado en gran medida por la voluntad popular.

En la etapa de estudio piloto encuestamos a 85 compatriotas de las provincias de Matanzas, Camagüey y La Habana. Esperamos que en breve, como previmos al imaginar y dibujar esta iniciativa, podamos extender esta consulta por todo el archipiélago cubano.

Este diseño propositivo, que presentamos como anteproyecto durante nuestro viaje a México, del 1 al 5 de diciembre de 2014 —cuando nos invitaron a un evento conjunto de la Organización Demócrata Cristiana de América y la Fundación Konrad Adenauer—, nació de nuestra clara vocación democrática y del reconocimiento y respeto a todos los cubanos, dondequiera que estén.

Los que de alguna manera nos dedicamos a la política, somos quienes generalmente redactamos propuestas en base a lo que creemos que el pueblo necesita y después les pedimos a las personas que nos apoyen. Con este proyecto queremos, modestamente, invertir el procedimiento y empoderar verdaderamente a los ciudadanos al consultarlos y tomar en cuenta sus opiniones para confeccionar una plataforma política de consenso.

La recién concluida fase de tanteo nos propició una fructífera interacción y retroalimentación sociales, que han puesto en perspectiva la necesidad de «abrir» algunos puntos de la «Doxa A» para realizar nuevas encuestas y abarcar en lo posible todas las carpetas temáticas básicas a considerar en un proyecto político incluyente y participativo.

¿Qué queremos verdaderamente los cubanos? ¿Por qué no nos preguntan? Desde el poder hay precedentes —muy pocos en cincuenta y seis años— de interpelación a la sociedad manipuladas por las autoridades. Tales procederes impidieron que esas consultas fueran tomadas en serio por observadores internacionales y por el propio pueblo, al tiempo que bajaron aún más la autoestima social y crearon en la población un desinterés en esos tópicos y hasta un rechazo que ya se han hecho crónicos.

Hasta el momento, hemos buscado sin éxito un sitio donde alojar una versión online de la doxa, pero en cuanto logremos publicarla, daremos a conocer aquí la dirección del lugar para que, si ud. es cubano, mayor de dieciséis años y quiere dejar de ser un expectador pasivo para convertirse en un protagonista de su historia nacional, participe libre y democráticamente llenando la encuesta y dejándonos saber sus opiniones. Si tiene alguna pregunta sobre «Cuba opina» puede escribirnos a cubaopina2015@gmail.com y a vuelta de correo trataremos de aclararles cualquier duda. ¡Súmese!

Si es de su interés, puede descargar los documentos del Proyecto Cívico “Cuba opina” a continuación:

Fundamentación

Doxa

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Vivir en la mugre


VertederoLos humanos generamos basura y nosotros mismos nos encargamos de recogerla. En muchos países la recolección es un proceso industrializado. En Cuba, sin embargo, la «Empresa de Servicios Comunales» pone un contenedor en la esquina —no en todas— y en ellos los ciudadanos echan los residuos de todo tipo: papeles, botellas, restos de alimentos, material biodegradable, plásticos, telas, cartón, latas, animales muertos, escombros, etc., son trasladados en el mismo tractor con remolque —los camiones destinados a esa tarea pasan de vez en vez— al lugar del vertimiento. Estas máquinas agrícolas en medio de la ciudad, son ruidosas, requieren del trabajo de al menos tres hombres —el que maneja el tractor, otro que toma las bolsas abajo y se las tira al del tráiler que está arriba para que las acomode— y no pasan todos los días. Por ello se acumula la porquería en las esquinas como monumento a la hediondez. Quizás es una estrategia orientada también a tapar las aceras que rompen las pezuñas de las palas excavadoras frontales que usan para limpiar los vertederos cuando casi son montañas, las cuales igualmente destrozan los contenes, se llevan la tierra y ahondan y convierten en cráteres los parterres.

El discurso dual del que tanto acusan en la prensa nacional a las naciones antagónicas, es el peor virus que afecta a los directivos y comunicadores por debajo de la cúpula de poder en Cuba; entre los cuales existe la antipolítica de exonerar a los máximos líderes —aun por adelantado, por adulación y por si acaso— de toda responsabilidad en las situaciones de cualquier índole que se presenten en el país. Practican un periodismo alarmista, sensacionalista y dramático cuando se trata del adversario y muy reservado o secreto sobre nuestros asuntos y los de los países con presidentes «amigos». En este sistema, donde casi todo lo controla el estado, los lisonjeros de los medios desvían hacia la población, que es víctima del mal trabajo —o falta de él— de los dirigentes, de la responsabilidad que no tiene ni le corresponde, por la acumulación de problemas y el vacío de soluciones.

De nuestros mayores heredamos la frase «por donde ve la suegra» para justificar una barrida y limpieza rápidas y superficiales al hogar cuando aguardamos la visita de la madre de nuestro cónyuge. Parece que ese es igualmente el modus operandi de las autoridades cuando esperan invitados extranjeros a un evento: un «maquillaje a las fachadas» de los inmuebles y contenes de las principales avenidas con pintura aguada —que durará un par de aguaceros—, una «chapeadita» a los parques por allá, un «bacheado» por acullá… Y después, ¡a recibirlos agitando banderitas coreográficamente en el aeropuerto!

Cada día, en innumerables esquinas de la capital, vemos el deprimente collage de insalubridad que testimonia la suciedad y la apatía gubernamentales. Es una imagen que ha estado presente por tantos años en nuestro paisaje cotidiano, que muchos incorporan y aceptan la inmundicia como algo normal. Tantos desechos, churre y abandono, han enlodado el nombre de la capital y en la actualidad la afirmación «La Habana está sucia«, se está volviendo una redundancia.

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Morir de hambre


Este 23 de febrero se conmemoran cinco años de la muerte de Orlando Zapata Tamayo. Este humilde negro santiaguero, albañil y fontanero disidente, falleció tras protagonizar una huelga de hambre de 86 días en la prisión donde se encontraba, como un acto de protesta por las condiciones de su encarcelamiento.

Su deceso tuvo una amplia cobertura mediática por la contradictoria y polémica lista de razones que públicamente arguyó el gobierno cubano contra Zapata para defenderse de las acusaciones de maltrato y de falta de atención médica esgrimidas por su familia y la oposición. Los medios oficialistas negaron que se tratara de un opositor político, sino de un delincuente común. Sin embargo, ya en el libro «Los Disidentes», de 2003 —escrito por los periodistas oficiales Rosa Miriam Elizalde y el recién finado Luis Baez—, aparecía con su nombre y fotos como un miembro más del movimiento opositor; y también antes de su fallecimiento, ya Amnistía Internacional lo había declarado prisionero de conciencia.

Existen dos constantes en los regímenes dictatoriales: que invariablemente tienen enemigos poderosos y también prisioneros políticos. Estos últimos asociados a los primeros, aunque solo sean compatriotas pacíficos y tengan un discurso independiente. Cualquier pretexto es válido con tal de mantenerse en el poder. Por eso a cinco años del martirio de Orlando Zapata, continúan existiendo reclusos políticos en nuestras cárceles, aunque las autoridades insistan en que son presos comunes.

Es por vivir sin libertad que muchas veces las personas escogen una forma de lucha que atenta contra su propia vida. La opción de abstenerse de ingerir alimentos es una decisión que suele acompañar el deseo de denunciar situaciones de injusticia. Un gobierno integrado por personas justas debía atender esos reclamos, en lugar de victimizar a los que se sacrifican y piden reivindicaciones con la herramienta del ayuno.

En Cuba, a cincuenta y seis años de gobierno castrista, continúa el escapismo de los cubanos hacia cualquier coordenada geográfica. La falta de democracia y la opresión durante este gobierno, han hecho que muchos se lancen al mar en intentos migratorios suicidas —en los que se desconoce cuántos han perdido la vida—, con tal de saciar el hambre de libertades y derechos que sufre esta sociedad.

Rindo homenaje a Orlando Zapata, en el quinto aniversario de su partida y también al pueblo de Cuba, que hace décadas que está ávido del respeto integral y cabal de sus derechos y cuyo abusivo e inmovilista gobierno, un poco lo hace morir de hambre cada día.

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Cuba opina


Varios lectores me escribieron para desearme una feliz Navidad y preguntarme por qué este diciembre he tenido tan poca actividad y publicaciones en el blog. Me hicieron saber que les intranquiliza que vaya a abandonarlo, algo que ya pensaron anteriormente en dos oportunidades que viajé al extranjero y no tuve las condiciones propicias para escribir. Les agradezco los mensajes, la preocupación y les cuento una de las faenas que me ocupan.

Desde finales del pasado mes de noviembre me involucré con amigos y correligionarios del Proyecto Demócrata Cubano en la redacción del Programa Cívico «Cuba opina», que desde los derechos a pensar, a decir y a proponer de los cubanos, pretende recoger mediante sondeos de opinión el criterio y sentir populares a lo largo y estrecho de nuestro país.

Después de su elaboración y debido al proceso de normalización de relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, el escenario cubano está más propenso al cambio y este proyecto aún está afilando el lápiz a las nuevas realidades nacionales: las intangibles, que ahora mismo están teniendo lugar en la mente y las esperanzas del sufrido pueblo cubano y las que deben producirse realmente de cara al intercambio bilateral entre ambas naciones. Por supuesto, la falta de voluntad política de la élite dirigente cubana, se ha visto compulsada a las transformaciones por el agotamiento del modelo político, que junto a la crisis venezolana están determinando los nuevos rumbos que gradualmente se irán sucediendo e imponiendo en la palestra nacional.

El proyecto cívico consta de tres capítulos: la introducción, la explicación sobre en qué consiste el proyecto —el pollo del arroz con pollo— y el corolario. Una presentación en power point que servirá de promoción, la metodología y la encuesta —a la que llamamos doxa, del griego opinión—, armonizan y complementan el necesario acompañamiento que debe respaldar a todo proyecto político.

El intro es una breve muestra de nuestra visión del acontecer cubano y la antesala que asienta y sustenta la propuesta. El título «¿Qué es Cuba opina?» justifica la cita a continuación:

«(…) Es una iniciativa que concentrará sus esfuerzos en hacer sondeos de opinión —encuestas de respuesta abierta— para recoger el testimonio del sentir y pensar populares a través de tres etapas clave: Primero, el debate de los temas a incluir en el formulario, la elaboración y aprobación de la doxa y que servirá para que diferentes grupos sociales se manifiesten sobre los cambios más apremiantes y viables que urgen realizar en nuestro entorno político, social, económico y cultural, y también, como un utensilio medidor de la opinión de algunos sectores poblacionales.» Esta etapa está casi concluida. «Un segundo paso será desplegar esta propuesta por toda Cuba para llegar a la mayor cantidad de compatriotas para reducir el margen de error y que los ciudadanos elijan los temas de su interés como expresión soberana de lo que creen que puede cambiarse que nos ayude a romper el bloqueo interno que le han impuesto a la sociedad las máximas autoridades por más de cincuenta años. Las doxas llenadas se les entregarán a los recaudadores o custodios para que sean categorizadas, escrutadas y agrupadas por tópicos afines para conocer qué piensan algunas comunidades sociopolíticas sobre lo que puede hacerse aquí y ahora —desde la capacidad real del gobierno— en diferentes rubros para salir de la profunda crisis sistémica en que se encuentra nuestro país. Los pasos subsiguientes o fases para el desarrollo y saludable desempeño de esta fuente propositiva, están enumerados abajo.»

También incluye un tercer ciclo que contempla la presentación ante las autoridades —acompañadas de la documentación correspondiente—, de los resultados de ese estado de opinión. También, se elaborará una plataforma política nacida del pueblo, la cual con su raigal legitimidad social, se le allegará a la Asamblea Nacional del Poder Popular —parlamento cubano— y al Consejo de Estado.

La propuesta servirá para que diferentes grupos sociales se manifiesten sobre los cambios más apremiantes y viables que urgen realizar en nuestro entorno político, social, económico y cultural, y también, como un utensilio medidor del criterio de algunos sectores poblacionales. Es, en el espíritu de buscar las soluciones autóctonas posibles que coadyuven al bien común y a la búsqueda de la felicidad nacionales, que se imaginaron y dibujaron los propósitos y fines que conforman el proyecto que quiere recoger las inquietudes sociales a través de esa expresión soberana.

Se da pues «Cuba opina» como un intento en la búsqueda del consenso nacional, cuya propuesta final provendrá de la auténtica imaginación y voluntad populares, no solo de una parte representativa de la sociedad, papel que usualmente asumen las organizaciones y/o líderes políticos del gobierno y la oposición. Se da justamente como una tentativa más de lograr objetivos comunes a todos y establecer los consensos mínimos indispensables en un espacio potable, interactivo e incluyente. Es un propósito que apunta a que nos articulemos definitivamente con la sociedad civil para que, a partir de las convergencias y sin atrincheramientos parcelarios, sirvamos a los intereses patrios en el diverso y polifónico concierto nacional.

Esta iniciativa sin apellido ideológico, hace a los ciudadanos copartícipes y gestores antes, durante y después de concluida la propuesta. Es una brújula cívica sencilla —cuyo fruto dimanará del pueblo— que pretende promover cambios no solo en la realidad del entorno social, sino en la interna de cada ciudadano. Consultaremos a los cubanos sencillos no para que elijan entre un candidato u otro, para que nos apoyen con su firma, o para que voten un o un no —procedimientos válidos en los sistemas democráticos—, sino para que aporten ideas y tomen partido responsable de su propio destino y el de sus compatriotas.

Este proyecto cívico habilitó previsoramente el buzón cubaopina2015@gmail.com para que los cubanos del exterior que se sientan atraídos a participar, se dirijan a nosotros para recabar información. También, para que a partir del 15 de enero de 2015 todo el interesado en obtener la doxa, nos escriban y a vuelta de correo les remitiremos una versión electrónica de la misma. Igualmente se la enviaremos a aquellos que aun viviendo en Cuba, prefieran usar esa vía.

Les deseo a todos los navegantes en los mares de la web, paz, amor, salud, felicidad y éxitos para el venidero año. Ya conocen mi itinerario cívico para el 2015. Los invito a que nos brinden su apoyo solidario o a que participen con nosotros. ¡Súmese!

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